¿QUÉ CÓMO ESTOY?
El mal sabor de boca de la vida, me ha causado mal aliento, solo el aliento etílico sustituye el del astío. Sin el calor que consuela, y el viento de principios de marzo, en verdad moriría.
He leído tanto para encontrar sentidos en las hojas de otros libros que no son el mio, que ya no sé quien dijo que, todo un peligro, corro el riesgo de cometer plagio confundiendo palabras ajenas con las propias.
A punto de terminar mi carrera profesional, los estudios me han valido para una cosa, para no poder luchar nunca más contra mi falta de fe en mi misma. Para poder argumentar y comprobar lógicamente el poco valor de la vida de la gente, pero claro principalmente el poco valor de la propia.
Me falta un poco más de ska, un poco más de lágrimas, un poco más de humor, un poco mas de tiempo, un poco mas de libertad, un poco más de sol y de calor definitivamente, un poco mas de fe y dinero en la cartera para llenar mis vacíos interiores con una cámara nueva o un viaje a Londres o un diplomado en filosofía en la universidad cómicamente católica en la que debí haber estado desde hace 5 años.
Yo no lo llamaría depresión; solo es la crisis de las despedidas y los finales, los trámites de graduación me vuelven loca, paradójicamente me muero por salir, por huir como siempre. Sino fuera por que mi familia es bastante cuerda y un tanto aprehensiva ya estaría a estas alturas de la vida en Kasajistán.
¿Cómo estoy? Denigrantemente rogando por el amor de un José Luis, de un Rodrigo, de un Juan Carlos, de un Juan José o de un don nadie, no importa, solo que se enamore de mi de una forma inocentemente bella. Solo me hace falta un poco menos de dignidad, un poco menos de vergüenza o un poco mas de nalgas para lograr mi propósito.
Huyo de la falta de aceptación de la gente. Paradójicamente nadie nota más que mi capacidad de adaptación intacta, poco observadores por lo visto. Con razón me dicen rara por lo menos una vez a la semana.
Aún no logro decir en que radica mi rareza. Tal vez sea por las contradicciones, será que quien me interesa dice que soy una indiferente, que un estúpido egocéntrico cualquiera que se dice mi amigo cree que estoy celosa de su novia, que mi mejor amigo quiere ser también el mejor amigo de mi cuerpo, que no sé demostrar mi nobleza sino como pendejez, que soy la mejor hija del mundo siempre y cuando sea capaz de dormir 18 horas para la tranquilidad de mi familia. Mi rareza tal vez sea genética, es raro que el amor de mi hermano solo cueste $100 pesos para un cd que rayará al mes, soy la que sus amigos visitan cuando no tienen gas en su casa, o lugar para hacer una fiesta.
Lo único que sería capaz de mencionar a mi favor es que soy la contradicción más auténtica que he conocido. En mis momentos de optimismo tonto, dejo de culparme a mí misma por no ser merecedora del amor desinteresado de ningún tipo (de amigos, de familia, de pareja). Si nadie me quiere no es por mí. Culpo a mi gusto por un género de música indefinido, mas bien variado, hasta que me duele oír música. Culpo a mi incapacidad para ganar una medalla en gimnasia olímpica. Culpo a mi falta de memoria, y a mi dislexia. Culpo a mi himen, culpo a mi género. Culpo a mi falta de talento. Culpo a mi falta de carácter, a mi posición neutral, a mi perspectivismo, a mi silencio, a mi silencio.
Solo por si acaso visitaran mi blog, solo por si se lo preguntarán, no he muerto. ¿Qué cómo estoy?, estoy entera y mutilada, de pie y sin piernas, estoy loca y triste, y bailando y cantando, estoy despierta y soñando, viviendo y soñando, y riéndome y dando vueltas, un poco mareada de vez en cuando, pero estoy, y sigo corriendo mientras puedo, y caminando descalza y cantando muy alto, sin fe pero esperanzada. Evasivamente viviendo día con día sin llorar, sin dormir mucho, un poco feliz tal vez de vez en diario, adoptando mi soledad con un abrazo.
He leído tanto para encontrar sentidos en las hojas de otros libros que no son el mio, que ya no sé quien dijo que, todo un peligro, corro el riesgo de cometer plagio confundiendo palabras ajenas con las propias.
A punto de terminar mi carrera profesional, los estudios me han valido para una cosa, para no poder luchar nunca más contra mi falta de fe en mi misma. Para poder argumentar y comprobar lógicamente el poco valor de la vida de la gente, pero claro principalmente el poco valor de la propia.
Me falta un poco más de ska, un poco más de lágrimas, un poco más de humor, un poco mas de tiempo, un poco mas de libertad, un poco más de sol y de calor definitivamente, un poco mas de fe y dinero en la cartera para llenar mis vacíos interiores con una cámara nueva o un viaje a Londres o un diplomado en filosofía en la universidad cómicamente católica en la que debí haber estado desde hace 5 años.
Yo no lo llamaría depresión; solo es la crisis de las despedidas y los finales, los trámites de graduación me vuelven loca, paradójicamente me muero por salir, por huir como siempre. Sino fuera por que mi familia es bastante cuerda y un tanto aprehensiva ya estaría a estas alturas de la vida en Kasajistán.
¿Cómo estoy? Denigrantemente rogando por el amor de un José Luis, de un Rodrigo, de un Juan Carlos, de un Juan José o de un don nadie, no importa, solo que se enamore de mi de una forma inocentemente bella. Solo me hace falta un poco menos de dignidad, un poco menos de vergüenza o un poco mas de nalgas para lograr mi propósito.
Huyo de la falta de aceptación de la gente. Paradójicamente nadie nota más que mi capacidad de adaptación intacta, poco observadores por lo visto. Con razón me dicen rara por lo menos una vez a la semana.
Aún no logro decir en que radica mi rareza. Tal vez sea por las contradicciones, será que quien me interesa dice que soy una indiferente, que un estúpido egocéntrico cualquiera que se dice mi amigo cree que estoy celosa de su novia, que mi mejor amigo quiere ser también el mejor amigo de mi cuerpo, que no sé demostrar mi nobleza sino como pendejez, que soy la mejor hija del mundo siempre y cuando sea capaz de dormir 18 horas para la tranquilidad de mi familia. Mi rareza tal vez sea genética, es raro que el amor de mi hermano solo cueste $100 pesos para un cd que rayará al mes, soy la que sus amigos visitan cuando no tienen gas en su casa, o lugar para hacer una fiesta.
Lo único que sería capaz de mencionar a mi favor es que soy la contradicción más auténtica que he conocido. En mis momentos de optimismo tonto, dejo de culparme a mí misma por no ser merecedora del amor desinteresado de ningún tipo (de amigos, de familia, de pareja). Si nadie me quiere no es por mí. Culpo a mi gusto por un género de música indefinido, mas bien variado, hasta que me duele oír música. Culpo a mi incapacidad para ganar una medalla en gimnasia olímpica. Culpo a mi falta de memoria, y a mi dislexia. Culpo a mi himen, culpo a mi género. Culpo a mi falta de talento. Culpo a mi falta de carácter, a mi posición neutral, a mi perspectivismo, a mi silencio, a mi silencio.
Solo por si acaso visitaran mi blog, solo por si se lo preguntarán, no he muerto. ¿Qué cómo estoy?, estoy entera y mutilada, de pie y sin piernas, estoy loca y triste, y bailando y cantando, estoy despierta y soñando, viviendo y soñando, y riéndome y dando vueltas, un poco mareada de vez en cuando, pero estoy, y sigo corriendo mientras puedo, y caminando descalza y cantando muy alto, sin fe pero esperanzada. Evasivamente viviendo día con día sin llorar, sin dormir mucho, un poco feliz tal vez de vez en diario, adoptando mi soledad con un abrazo.
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