jueves, mayo 17, 2007

JUEVES MIL, CHIDO MIL

Hoy, es de esos días de glamour en el trabajo, en que uno se da el lujo de conocer personalidades.
Silvia Lagnini, fotógrafa. Famosa o no, si una personalidad. Fotógrafa argentina que sabe lo que es llorar en todo momento. Yo debo tener reminiscencias de alguna otra vida y seguro fui argentina, una bien sensible y bipolar, espantadiza.

Su tono de voz me pareció muy gracioso, me encantó, en resúmen me hizo el día. Ella tiene un departamento en Buenos Aires, tiene perros como mascotas y te obliga al hablar a escuchar todo tipo de incoherencias que suenan a temas "importantes". No el tipo de importantes como las juntas, el nextel o el poco tiempo libre que queda entre tantas responsabilidades del que habla el empresario (ja) adulto (ja ja), en el mejor de los casos; o el pinche asalariado jodido y ocupado en el peor, que también habla de lo mismo y sobrevalora la idea del trabajo. Ser adicto al trabajo no está "kul" chingada, y putísima res, lo de hoy es la adicción al tiempo libre chinga´. No, Silvia Lagnini hablaba de cosas más bien como el jardín de mi amiga, las cacerolas en buenos aires, la muerte de los padres, mi amigo y mi otra amiga que ha pateado a un policía en un país de represión.

Una hora o más fue el tiempo lejos del monitor de la compu, en la oficina. Que si el precio por hacer lo que a uno le gusta, que si el tango o la comida argentina. Y yo volando por otros rumbos, guiada a la voz de "... por eso canción llévame lejos, donde nadie se acuerde de mi, quiero ser el murmullo de alguna ciudad que no sepa quien soy..."

Me pierdo cada tres segundos, en un mundo que yo voy dibujando sin tener ni puta idea de lo que estoy haciendo. Pero todo parece envuelto de sentido un día cualquiera como hoy, un lindo jueves de sol, cuando me emociono al imaginar lo más sencillo, no mi oficina en Palmas o en Polanco, sino un par de labradores mugrosos en mi casa, con quien más sino con mi Poyito al lado. Una tarde en Buenos Aires (por favoooooooooor!!! pronto) o en Italia como quiere Po, pero ya, ahora, quiero extrañar mi país y dejar abandonado mi complejo de perrito apaleado en otras tierras muy pero muy lejanas, cuando esté de vuelta.




Tantas ganas de contar y escribir y tan poco tiempo caray!!