viernes, marzo 23, 2007

Atenta siempre. Con los ojos nebulosos, buscando la voz serena. La escucho de unas manos que caminan al ritmo de los vientos. Y a veces me desespero del lenguaje de sordos hasta que levanto la vista, a donde sus ojos rayados de verde tibio lanzan gritos más mudos que un mimo, y que sin embargo y por sobre todo, los capta este radar para sordos y ciegos. Y no sé por que, tal vez sean las voces en silencio, pero ya parece que te quiero… un poco más a cada movimiento del tiempo.