martes, octubre 23, 2007

¿Quieres ser mi gurú o mi puta?


No leo un libro de esos que me hacen volar, hace más de 2 años. Infortunadamente no soy del tipo de las personas a las que se les da el autoestudio. Prefiero las guías, los amigos. No he tenido suerte con las letras y otros placeres últimamente, “such life”. Me aburro, decepciono, enamoro y desencanto en muy corto tiempo, de los días y las páginas por igual. El suficiente para saber que un libro me hace perder posibilidades más apetecibles. Lo que en verdad disfruto es el debate, ese que noquea a todos los participantes, alrededor de un texto simple como la vida misma.

Y me debato entre vivir sin precauciones ni señalamientos o quedarme a esperar a mi gurú y arriesgar el tiempo, mi vida. ¡El tiempo mi vida!. Solo dime que vaya y ahí estoy. Soy lo más parecido a una niña de 3 años que espera que amorosamente la tomen de la mano y básicamente, me dejo llevar. Ahhh como disfruto de la vida cuando me deshago de mi armadura de aprehensión, y me suceden cosas tan inesperadas como placenteras. Y luego esta dulzura en la boca me mata, cuando el momento se va sutil como un trago de vino helado. Y no es posible jamás ya leer el párrafo 100 veces por primera vez; por primera vez besarte, mirarte, tocarte… La primera es ahora una última vez.

La vida es una puta a la que le gusta la novedad, igual que a mi… y a ti. Todo se traduce en mi ansiedad por estar contigo, eso en palabras simples para el cerebro masculino, complicadas para mi, se trata de apostarle a lo divino, ¿qué tal que ganamos el volado?, vivamos esta época de plazos, que el nuestro podría ser uno bien largo.



El problema me contaba un amigo es que aquel libro, solo se puede leer una vez por primera vez.

Si los hombres fueran libros, mi problema seguiría siendo el mismo:

separar mi fantasía de mi realidad, y dejar la primera guardadita,

junto al bote de azúcar, en la alacena de los recuerdos caducos.